El 14 de abril se realizó a través de Zoom el primer Congreso Argentino sobre Anemia Infecciosa Equina, organizado por la Cámara de la Industria Nacional Equina (CAMINE). Criadores, veterinarios, investigadores y funcionarios municipales y nacionales compartieron experiencias sobre la problemática en nuestro país.
Carlos Dodera, presidente de AAVE y de la Comisión de Salud y Bienestar Animal de CAMINE, fue el encargado de abrir el encuentro sobre AIE y aseguró que «cuando hay políticas y conciencia se la puede controlar e incluso erradicar”.
La AIE es el mayor desafío que enfrenta la industria equina local. Al respecto, el presidente de la AAVE advirtió: “La evolución de nuestra profesión acompañó el enorme crecimiento de la industria equina, pero lamentablemente en este rubro, una enfermedad que nos pone en jaque, no hemos podido avanzar. Si no estamos todos en el mismo barco no vamos a poder controlar la enfermedad. Hay que mantener los controles pero además cada uno de los protagonistas de esta industria tiene que tomar conciencia. La AIE no solo enferma al caballo sino que nos obliga a su sacrificio, nos quedamos sin caballo, y todos los que estamos en la industria nos quedamos sin trabajo”.
Otra disertante fue la investigadora del INTA/USAL María Barrandeguy, quien lleva 40 años trabajando con la AIE. “Es un poco frustrante saber que estamos en el mismo lugar o incluso un poco peor”, reconoció de entrada la especialista.
Barrandeguy explicó que la forma natural de transmisión de la AIE es a través de insectos hematófagos (principalmente tábanos), pero hoy la causa principal es el manejo inadecuado por parte del hombre por el uso de jeringas infectadas. “Tenemos que educar para que nunca se use la misma aguja para más de un caballo. Un caballo, una aguja”, remarcó. Luego, añadió que “en las agujas pueden quedar hasta 100 microlitros de sangre y el virus permanece viable durante 96 horas, mientras que los tábanos pueden tener entre 5 y 10 nanolitros de sangre en la cavidad bucal y el virus puede ser viable hasta 30 minutos. Las moscas de los establos también son transmisoras pero no tanto como el tábano porque cuanto más grande el insecto, más eficiente es en la transmisión de virus. Los mosquitos y la mosca de los cuernos, por su parte, no son transmisores del virus”.

Barrandeguy describió el comportamiento de los insectos vectores a la hora de alimentarse y transmitir mecánicamente el virus, y destacó que “cuando hay un caballo infectado, la distancia de 200 metros del resto de los animales asegura que la transmisión por vía de insectos sea prácticamente nula”. Por eso recomendó mantener distancias de 200 metros como zona buffer de los caminos. Otras formas de transmisión de AIE que comentó la investigadora son “las transfusiones de plasma contaminado, la transmisión vertical (en el útero o por lactancia), venérea, por aerosoles o por el uso de espuelas infectadas, pero aclaró que son formas marginales y que en primer término se debe apuntar a la iatrogénesis y a los insectos hematófagos”.
Otra de las disertaciones fue la de Teótimo Becú, médico veterinario director del laboratorio Clínica Equina, quien puso el foco en los métodos de detección de la enfermedad. Afirmó que en los caballos deportivos de alto valor de la provincia de Buenos Aires la situación es diferente a la de las provincias endémicas con 70 por ciento de prevalencia de la enfermedad. “En muchos países, incluso en Europa y Estados Unidos hay zonas endémicas en las que es imposible hoy erradicar la enfermedad, pero sí se puede separar a los caballos caros, que los caballos que están en clubes de polo, árabes, hipódromos no tomen contacto con esa población marginal”, dijo Becú.
En su laboratorio, en 2020 Becú hizo 11.000 tests, el 80 por ciento de ellos a caballos pura sangre. Solo el 0,08 por ciento dio positivo, y la gran mayoría de esos casos eran caballos mestizos. “Todo lleva a la población de mestizos y al corredor del Paraná. La población de caballos de alto valor deportivo está prácticamente libre de AIE, el problema es cuando toman contacto con la población marginal que nadie controla”, advirtió.